infidelidad

Yo solía hacer chistes a costa de los gorreados, de aquellos que sufren la infidelidad o de quienes son “cornudos”, como decía un amigo mío. Y solía contar el chiste de aquel tipo tan cornudo que se tenía que disfrazar de vecino para acostarse con la señora.Pero, ya lo dice un refrán ruso, “cuando te pase a ti vas a saber que es cierto”.Si hay una cosa que al chileno le cuesta confesar es una infidelidad...donde él es la víctima.No es mi caso, pues se los voy a contar de modo franco.Cuando me sucedió pensé que estaba borracho, pero no. Me sacudí y llegué a la conclusión que a veces la realidad es una ilusión creada por la falta de alcohol. Parecía un episodio de una película de Hichtcook, o un sainete surrealista...una película de los Tres Chiflados o una declaración del ministro de gobierno Francisco Vidal...pero no. Peor que eso.Todo partió cuando las cosas se oficializaron con mi pareja y ahora era mi SRA con libreta. Ella mimosa y sensual venía a mi casa y se dejaba acariciar, se dejaba alimentar de cuerpo y espíritu y me decía en el lecho “que yo era su Rambo al cubo”.Como aprendí a ser desconfiado -...Hasta que la pillé con otro
Entonces me acordé de lo que solía decir André Jouffé, que vivió años en París: “L’amour est eternel, tant qu’ il dure” (el amor es eterno mientras dura)Pero mi pesadilla estaba lejos de terminar.
Entonces concluí que yo era uno de los tantos otros para ella. Le dije que me explicara lo ocurrido y solo atinó a dar más excusas que maricón en Noche de Bodas.
Al borde del paroxismo, no podía dormir por las noches repasando los rostros de quienes ocupaban mi lugar y hoy eran sus amantes.
Eran tipos de una marcada diferencia física. Había uno chico y rosado que más bien parecía jabón de Motel. Otro era flaco, de rostro atrabiliario y más pelado que codo de notario. Un tercero era bastante parecido a mí, aunque no tan bello.Hasta que un día volvió a casa mientras yo dormía...dejándome una nota en que me avisaba que se iba de mi hogar y que se marchaba con ...¡el cobrador de la luz! ¡¡El mismo a quien yo le regalaba ropa vieja y hasta le invitaba a un trago para que no se sintiera tan solo!!Afortunadamente me dejó la cuenta pagada...

nota de la redaccion el presente texto es ficcion y plagiado