jueves, 26 de febrero de 2009

El Amor



¿ El amor es una experiencia consumidora. Nos sumergimos eufóricamente en esa deliciosa tortura y no comemos ni dormimos bien. Con frecuencia nos es difícil mantener la concentración. La Dra. Donatella Marazziti, psiquiatra de la Universidad de Pisa (Italia), piensa que las personas "enfermas de amor" realmente están enfermas: sufren de un trastorno obsesivo compulsivo. Indiscutiblemente, pasión y psicosis obsesivo compulsiva comparten diversos aspectos comunes. Y esto no es meramente una teoría sin fundamentos: "ambos estados están asociados a bajos niveles cerebrales de serotonina, una sustancia química fabricada por el cuerpo que nos ayuda a lidiar con situaciones estresantes", afirma la médica.
Un segundo descubrimiento del trabajo de la Dra. Marazziti que debe ser mencionado: las bebidas alcohólicas también disminuyen los niveles de serotonina en el cerebro, creando la ilusión de que la persona que se encuentra en la otra punta del bar es el amor de su vida. Por lo tanto, cuidado con las trasnochadas
El enamoramiento hace al hipotálamo segregar sustancias con efectos similares a las drogas. Esta ebullición eléctrica y química demuestra que el amor es un asunto del cerebro más que del corazón.


Coctel cerebral para el amor

Al encontrar a la persona deseada, nuestro organismo entra en ebullición y el hipotálamo envía mensajes a las glándulas suprarrenales para que aumenten la producción de adrenalina y noradrenalina.


De esta manera, el deseo ardiente del sexo está unido a la testosterona; mientras que la atracción eufórica, así como el sentirse involucrado emocionalmente, están relacionados con altos niveles de dopamina y norepinefrina y bajos niveles de serotonina.


Estas sustancias semejan en su composición química al opio y la morfina, de ahí que el enamorado no se sienta hambre, vea todo “color de rosa”, esté alegre, con vitalidad y puedan permanecer horas haciendo el amor y conversando, sin sensación alguna de cansancio ni sueño.
Para fortuna de los “no correspondidos”, existe un narcótico contra “el mal de amor” llamado chocolate. Tanto este alimento, rico en feniletilamina, como el ejercicio ayudan a suplir esa abstinencia, al regular la producción de adrenalina y serotonina.


"los seres humanos se encuentran biológicamente programados para sentirse apasionados entre 18 y 30 meses". Ella entrevistó y estudió 5.000 personas de 37 culturas diferentes y descubrió que el amor posee un "tiempo de vida" lo suficientemente largo para que la pareja se conozca, copule y tenga un niño

Los científicos conocen la feniletilamina hace cerca de cien años, pero sólo recientemente comenzaron a asociarla con el sentimiento de amor. Es una molécula natural, semejante a la anfetamina, y se supone que su producción en el cerebro pueda desencadenarse por eventos tan simples como un intercambio de miradas o un apretón de manos.

Las ferormonas pueden enviar señales de interés sexual, situaciones de peligro, etc. Si realmente existen en la especie humana y su percepción ocurre de manera inconsciente, ¿estaríamos permanentemente emitiendo información sobre nuestras preferencias sexuales y deseos más ocultos sin saberlo?


Los defensores de la Teoría de las Ferormonas van más lejos: dicen que el "amor a primera vista" es la mayor prueba de la existencia de estas sustancias controvertidas. Las ferormonas – afirman categóricamente – producen reacciones químicas que resultan en sensaciones placenteras. A medida que nos vamos haciendo adictos, cuanto más prolongada es su ausencia, más nos sentimos "enamorados" – la ansiedad de la pasión, entonces, sería el síntoma más claro del síndrome de abstinencia de aquellas sustancias.

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